jueves, 30 de junio de 2011

canción de hielo y fuego

Hoy me he acabado el cuarto libro de esta saga y, aunque ya me habían comentado algo al respecto, me he quedado muerto con la última página del libro. En ella el autor (que antes escribía ciencia ficción de la buena... os recomiendo que os pilléis alguno, por ejemplo los viajes de tuff) se compromete a publicar el quinto libro el siguiente año porque él mismo reconoce que ha dejado muchísimas cosas en el aire... y en la firma pone 2005!!! Ole sus huevos!!! Se espera que salga a la venta en julio, aunque creo que sólo en inglés.

Para los que no sepan de qué va la película, os recomiendo la serie, que ya ha terminado la 1ª temporada basándose en el primer libro.



Aquí la serie online, sin limitaciones pero sin subtítulos. Si alguien sabe dónde está la versión online con subtítulos, que lo diga, que me la escondieron y me ha dado palo buscarla.

sábado, 25 de junio de 2011

jueves, 16 de junio de 2011

eCLIPSE d lUNA

Las noches de Luna llena en la playa son para los enamorados, para las parejas de amantes por los que los años no pasan sin que su amor se pierda, para los jóvenes sin clases que explotan la libertad del botellón y para los insomnes que pierden sus pasos bajo la Luz de ese potente foco nocturno.

Si de alguien no son estas noches es de los astrónomos que huímos de la potente luminaria de la Luna llena, que ni te deja ver las estrellas ni te permite mirarla fíjamente, borrando de su superficie cualquier atisbo de las maravillosas sombras de los cráteres.

Sólo nos verás mover en esas noches si se produce un eclipse. Hace 2 o 3 años me perdí uno, pues estaba de vacaciones y no sabía que se iba a producir, así que lo vi desde la terraza de un restaurante y sin mis gafas de miope!!!

El de anoche por el día claro que había habido y porque la Luna iba a salir eclipsada desde el Mar era especial sin duda. Así que me fui al paseo marítimo que lleva a Montgat y ocupé una de las mesas llenándolas de trípodes para las 2 cámaras que llevaba, los prismáticos y mi fiel compañera Orbea... pero ahí estaban mi némesis, las nubes!!! Todo el cielo despejado... excepto el sitio por donde iba a salir la Luna a las 21:30 con puntualidad británica. Mi amigo Sergi que iba a dar una vuelta me encontró sentado en el banco con la mirada perdida en las nubes y me ayudó a amenizar la espera hablando de nuestros temas recurrentes. Entre tanto la Luna iba subiendo y debería haber remontado las nubes que la tapaban, pero no había manera... hasta que me recosté en el banco y dejé de mirar al Este, para verla en frente mío, roja y oscura, muy discreta. A duras penas podía verse con unos prismáticos. Desde ese momento, las 22:30 hasta las 12:00 fue un espectáculo de colores cambiantes. Hice unas fotos y un vídeo y compartí esos momentos con amigos por el wasap que intentaban verlo también y con los curiosos que se paraban para poder ver por los prismáticos. A la gente les gustan estas cosas y se sorprenden que la noche nos pueda proporcionar tan bellos espectáculos.


Aquí podéis ver la luna totalmente eclipsada al lado de la constelación de Escorpio.
Aquí ya en la penumbra, acompañada de unas estrellas del pie del guerrero Ofiocus, que mientras seguía su lucha con la serpiente gigante, como cada noche.
Saliendo de la Penumbra, ya se empieza a ver los primeros rayos de Sol.
Aquí lo más interesante del Eclipse... mientras el Sol va ganando la partida, puede verse la Sombra de la Tierra retirándose de la Luna. Fue así como los Griegos, hace más de 2000 años fueron capaces de entender que la Tierra era redonda.








A simple vista era muy evidente la sombra de la Tierra, y con prismáticos era una gozada ver moverse la sombra, que en media hora barrio toda la Luna.

La próxima vez sacaré el telescopio pues debe ser un espectáculo ver avanzar esa sombra por los cráteres Lunares... y la próxima vez, haceros el favor de no perdéroslo.

PD: Edito la entrada para añadir una foto que acabo de revelar... qué es lo que pasa al lado de la Luna durante el eclipse? Se admiten apuestas.


sábado, 4 de junio de 2011

Lejos de aquí VI

El Motivo

Hoy voy a hablar sobre el motivo de mi viaje a la Antártida. En la base española Juan Carlos I hay un observatorio geomagnético, dirigido por el Observatorio del Ebro, con el objetivo de averiguar si la actividad volcánica de la zona tiene alguna influencia en el campo magnético terrestre. Todos los datos medidos son enviados a Intermagnet, una red donde observatorios de todo el mundo publican sus resultados para elaborar mapas del campo magnético terrestre en tiempo real. Para enviar estos datos desde la Antártida se usan los satélites de telecomunicaciones geoestacionarios de la compañía Inmarsat (que por cierto, acabo de averiguar que sus órbitas están en el cinturón Clarke, bautizado así por el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke). El caso es que las órbitas de estos satélites están situadas siempre sobre el ecuador de la Tierra, y la comunicación desde la Antártida no siempre es posible. Por este motivo la Universidad de la Salle ofreció como alternativa un enlace HF de 12700 km entre la Antártida y el Laboratorio del Ebro, situado en Roquetes (Tarragona).

Y como se puede comunicar uno de esta manera en un enlace tan largo? Pues por lo visto las frecuencias de HF (entre 3 y 30 MHz) rebotan en la Ionosfera, que es la parte de la atmósfera terrestre permanentemente ionizada debido a la fotoionización que provoca la radiación solar. Este hecho implica que la señal enviada no escapa al espacio y, mediante cinco rebotes en la Ionosfera y en la tierra (o mar), ésta recorre la distancia que separa la Antártida del Laboratorio.

Qué problemas hay en todo esto? Pues que esta gran distancia no se recorre impunemente, pues la energía recibida está muy atenuada por el largo recorrido y por los rebotes. Esto implica el uso de modulaciones y codificaciones complejas para poder recuperar íntegramente la señal enviada. En este proyecto se está trabajando desde el 2003, y continuamente se están introduciendo mejoras en los equipos de transmisión. Por este motivo cada año se viaja a la Antártida y se prueban esas mejoras.

Y en eso consistía mi viaje. Aquí me veis un día normal en el despacho, trabajando con el transmisor, que podéis ver bajo mi culo:


La verdad es que costaba un poco escribir, por el frío más que nada, pero las vistas merecían la pena. Aquí podéis ver, por ejemplo, lo que veía yo si levantaba la cabeza:


Y esta última que nos hicimos Raúl y yo cuando conseguimos que todo funcionara perfectamente:


Unos cracks. Otra labor que debíamos hacer era medir a lo largo y ancho de la isla la radiación de nuestra antena, un monopolo, para verificar su correcto funcionamiento. Para ello debíamos trasladarnos a zonas distantes con los equipos de medida, ya fuera con moto de nieve:


En barco o en zodiac:


O, directamente, a pié:


Y una vez en lugar, pues a medir, ya hiciera bueno:


O malo:


Así que mucho tiempo para aburrirme no tenía. Otro día hablamos de la fauna y flora del lugar.